domingo, 28 de agosto de 2011

Cosas que hacen latir deprisa el corazón

Las cosas simples. Francisco Ruiz de Infante
Nunca me canso de recomendar y regalar este libro insólito, El libro de la almohada, que por su hechura, conjunto de enumeraciones, debería ir apareciendo con la etiqueta de "listas". En algún momento incluiré ahí sus enumeraciones de insectos o de plantas. Hoy rescatamos el libro en su conjunto de los estantes olvidados. Sei Shonagon fue una dama de la corte de la emperatriz Sadako, en el Japón del siglo X. Ella, en su afán de clasificar, posiblemente también trataba de entender el mundo. Un libro maravilloso, moderno, poético, sencillo, fugaz.
Hay una selección y traducción de Borges y la Kodoma. Borges sintió siempre una gran admiración por este libro. Aquí va una pequeña muestra de su belleza.  

Cosas que no pueden comprarse
El estío y el invierno. La noche y el día. La lluvia y el sol. La juventud y la vejez. La risa de alguien y su ira. El negro y el blanco. El amor y el odio. La plantita de índigo y el gran filodendro. La lluvia y la neblina. Cuando uno deja de querer a alguien, uno siente que es otro, aunque sigue siendo el mismo.
En un jardín de plantas perennes, los grajos están todos dormidos. Hacia la medianoche, se despiertan en uno de los árboles con mucha agitación y se echan a volar de un lado para otro. Su inquitud se contagia a otros árboles y en breve, todos los pájaros se despiertan y graznan alarmados. ¡Qué diferencia con los mismos grajos durante el día!

Cosas que están lejos aunque estén cerca
Fiestas que se celebran cerca del Palacio
Relaciones entre hermanos, hermanas y otros miembros de la familia que no se quieren.
El camino zigzagueante que lleva al templo de Kurama. (Templo cercano pero de dificil acceso).
El último día del Duodécimo mes y el primero del Primer mes.

Cosas que tienen que ser grandes
Sacerdotes. Fruta. Casas. Bolsas de provisiones. Pinceles para tinteros. Los ojos de los hombres, cuando son muy estrechos parecen de mujer. Por otra parte, si fueran tan grandes como bolas de metal más bien me darían miedo. Braseros redondos. Cerezas de invierno. Pinos. Pétalos de rosas amarillas. Los caballos así como los bueyes deben ser grandes.

Cosas que deben ser chicas
Una hebra de hilo cuando uno quiere coser algo y está de prisa. El pie de una lámpara. El pelo de una mujer de la clase baja debe ser aseado y corto. La conversación de una niña.

Cosas y gente que deprimen
Un perro ladrando de día. Una red para pescar hecha de mimbre en primavera. Un vestido color cereza en el Tercer o Cuarto Mes. La habitación destinada al nacimiento cuando el niño se ha muerto. Un brasero vacío y frío. Un boyero que odia a los bueyes...

Cosas que hacen latir deprisa el corazón
Gorriones que alimentan a sus crías. Pasar por un lugar donde jueguen niños. Dormir en una habitación donde se ha quemado incienso. Advertir que un elegante espejo chino está un poco empañado. Ver a un caballero que detiene su carruaje frente a nuestro portón y ordena a sus servidores que lo anuncien. Lavarse el pelo, acicalarse y ponerse ropas perfumadas. Aunque nadie lo vea sentimos un placer íntimo.
Es de noche y uno espera una visita. De pronto nos sorprende el sonido de las gotas de lluvia que el viento arroja a las persianas.

                                         Sei Shônagon, El libro de la almohada. (Trad. Borges, Kodama)

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