sábado, 29 de marzo de 2014

Los sinónimos

© Martin Parr/Magnum Photos


Pájaros con ombligo: niñas. Carta sin remite: golondrina.
Rocío: lágrima de luna. Azafrán: greña del sol. La
llama triste: lirio. El zaguán: pozo donde resuenan
los recuerdos. El mar que no se queda: lluvia. Nube que se
devana: niebla. Infancia: un aroma, un dolor, un cuchillo,
una huella, una ceniza. Todo. Nada.


                                                                                                                         Luis Feria

jueves, 27 de marzo de 2014

Parole corte

Gilberto García Tesouro

Palabras cortas en la boca
para que no falte el aliento
y así crezcan las rosas
bajo el agua de los días.

Tengo las manos llenas de polvo
de cosas de nada.


Parole corte in bocca
perché non manchi il fiato
e crescano le rose
sotto lácqua dei giorni.

Ho le mani impolverate
di cose da poco.

                                                                                        Gaia Danese - Las extremidades frágiles


Gracias, Paloma

Canción sobre el fin del mundo



El día del fin del mundo
La abeja gira encima de la flor de capuchina
El pescador repara una red brillante.
En el mar los delfines saltan alegres,
Los gorriones jóvenes se agarran del canalón
Y la serpiente tiene piel dorada, como la debe tener.

El día del fin del mundo
Las mujeres cruzan el campo bajo las sombrillas,
Un borracho se duerme a la orilla del césped,
En la calle pregonan los verduleros
Y una lancha con vela amarilla llega a la isla,
El son del violín en el aire persiste
Y abre la noche estrellada.

Y quienes esperaban relámpagos y truenos
Están decepcionados.
Y quienes esperaban señales y trompetas de arcángeles
No creen que esté sucediendo ya.
Mientras el sol y la luna están arriba,
Mientras el abejorro visita a la rosa,
Mientras nacen los niños rosados,
Nadie cree que esté sucediendo ya.

Sólo un viejito cano, que hubiera sido profeta,
Pero no es profeta porque tiene otro quehacer,
Dice amarrando los tallos de tomates:
No habrá otro fin del mundo,
No habrá otro fin del mundo.
                                     
                                                                                                           Czeslaw Milosz



 Puesto por Zhivka Baltadzhieva en facebook. Gracias


miércoles, 19 de marzo de 2014

Horas tempranas

Bruno Catalano



Horas tempranas de la mañana: todavía no
        escribes
(no intentas escribir), tan sólo lees indolente.
Todo está inmóvil, tranquilo, pleno, como si
fuera un regalo que nos ofrece la musa de la 
lentitud,

como antaño, en la infancia, de vacaciones, cuando
se estudiaba largo tiempo el mapa de colores antes
de la excursión, un mapa que prometía tanto,

o el momento antes de dormirse, cuando todavía no
           hay sueños,
pero ya se presiente su llegada desde diferentes
partes del mundo,
su marcha, peregrinación, cuando velan al lado del
            lecho del enfermo
(enfermo de la realidad) y la animación entre figuras 
             medievales
encorvadas en una quietud eterna sobre la catedral;
             horas tempranas de la mañana, silencio;
                                                    todavía no escribes,
todavía entiendes tanto.
                                                     Se aproxima la alegría.

                                                                     Adam Zagajewski



Gracias a Paloma por su poema de cada día


 

lunes, 3 de marzo de 2014

Memoria del viaje

Jonas Bendiksen

Miré al cielo. Dije
un sueño espera ser soñado.

Venía de otro sueño.
Compartido. Hermoso.
Me asfixiaba. Era tan limpio el aire
que un grito de dolor hubiese
resplandecido.
Miré al cielo. Cogí mis armas.
Las de ellos eran otras, pero
no había diferencia;
de una verdad a otra, ¿cuánto dista?
¿Cuánta ignorancia las separa
y cuánta las designa?
Es la verdad el nombre
que damos al impulso
con que la vida quiere ser soñada.

Cogí mis armas. Atrás quedó
el hogar. Abierto, el horizonte.

Fue hace mucho tiempo. Ahora...
ahora ya no son tiempos de espejismos.


                                                                                     Chantal Maillard - El desencanto del Quijote