miércoles, 7 de septiembre de 2016

A veces

Simon McCheung




A veces uno amanece con ganas de extinguirse...
Como si fuéramos velitas sobre un pastel de alguien inapetente.
A veces nos arden terriblemente los labios y los ojos
y nuestras narices se hinchan y somos horribles
y lloramos y queremos extinguirnos...
Así es la vida, un constante
querer apagarse y encenderse.

                                                                           Julio Cortázar

miércoles, 31 de agosto de 2016

Emoción de otoño

Laura Makabrescu

 Ha llegado el otoño, por favor,
cúbreme el corazón con alguna cosa,
con la sombra de un árbol, o mejor con la tuya.
A veces tengo miedo de no verte más,
que alas afiladas hasta al cielo me van a crecer,
que tú misma vas a esconderte en un ojo ajeno
y que va a cerrarse con una hoja de ajenjo.
Y entonces me acerco de piedras y me callo,
llevo todas las palabras y las ahogo en el mar,
silbo la luna, la levanto yo mismo y la convierto
en un gran amor.

                                                                                                               Nichita Stanescu

sábado, 27 de agosto de 2016

El último día

Andrea Kiss



Es un lugar al sur, un lugar donde
la cal
amotinada desafía el mirar.
Donde viviste. Donde a veces en sueños
vives aún. El nombre empapado de agua
te escurre de la boca.
Por caminos de cabras descendías
a la playa, el mar batía

en aquellas piedras, en estas sílabas.
Los ojos se perdían ahogados
en el fulgor
del último o del primer día.

Era la perfección.

Eugenio de Andrade



 En versión de Aníbal Núñez

martes, 12 de julio de 2016

...y vuelve



Luis Beltrán

¡Tan viejos ya!, amor,

y mira

cómo de pronto

sin aviso

un rizo

de alegría

nos llega del aire

y al cuello de la vida 

que huye

lo lanzamos

y alcance le da el lazo

y la enreda,

y la vida vuelve 

y vuelve

y vuelve...
                                                                           Abusaíd Abuljair

                                                       



Abusaíd Abuljair (Maihané, Jorasán, al noreste del actual Irán, 967-1043). Sabio sufí famoso por sus rubâyât o cuartetas, 
y por haber sido el primero -así lo recoge la tradición sufí- en difundir el samâ', la liturgia musical y de danza sufí
 

La mariposa




Contento, lo que se dice contento,
he estado muchas veces en la vida
pero más que ninguna cuando
me liberaron en Alemania
que me quedé mirando una mariposa
sin ganas de comérmela.

                                                                                              Tonino Guerra

Cuando sea vieja

Cartier Bresson

Cuando sea vieja, vestiré de morado,
con un sombrero rojo que ni haga juego,
ni me quede bien,
y me gastaré el dinero de mi jubilación
en coñac y guantes de verano,
y sandalias de raso.
Y diré que no hay dinero para mantequilla.
Me sentaré en el pavimento
cuando esté cansada
y devoraré muestras de las tiendas
y oprimiré los botones de alarma
y rasparé con mi bastón los barandales de las calles.
Y compensaré la austeridad de mi lejana juventud.
Saldré a caminar bajo la lluvia en zapatillas,
y arrancaré flores de jardines ajenos
y aprenderé a escupir…
Pero, tal vez debiera practicar un poco todo eso desde ahora.
Así la gente que me conoce no se asombrará,
ni se escandalizará al ver que, de pronto,
soy vieja y me empiezo a vestir de morado.

                                                                                                                    Jenny Joseph ( Birmingham, Inglaterra, 1932)

Un arte

Logan Zillmer


El arte de perder se domina fácilmente;
tantas cosas parecen decididas a extraviarse
que su pérdida no es ningún desastre.

Pierde algo cada día. Acepta la angustia
de las llaves perdidas, de las horas derrochadas en vano.
El arte de perder se domina fácilmente.

Después entrénate en perder más lejos, en perder más rápido:
lugares y nombres, los sitios a los que pensabas viajar.
Ninguna de esas pérdidas ocasionará el desastre.

Perdí el reloj de mi madre. Y mira, se me fue
la última o la penúltima de mis tres casas amadas.
El arte de perder se domina fácilmente.

Perdí dos ciudades, dos hermosas ciudades. Y aun más:
algunos reinos que tenía, dos ríos, un continente.
Los extraño, pero no fue un desastre.

Incluso al perderte (la voz bromista, el gesto
que amo) no habré mentido. Es indudable
que el arte de perder se domina fácilmente,
así parezca (¡escríbelo!) un desastre.

                                                                                                                                                                Elizabeth Bishop

sábado, 20 de junio de 2015

A solas

Chistopher McKenney


A solas soy alguien.
En la calle, nadie.

A solas medito,
siento que me crezco.
Le hablo a Dios. Responde
cóncavo el silencio.
Pero aguanta siempre,
firme frente al hueco,
este su seguro
servidor sin miedo.

A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.

En la calle reinan
timbres, truenos, trenes
de anuncios y focos,
de absurdos papeles.
Pasan gabardinas
pasan hombres "ene".
Todos son hombres como uno,
pobres diablos: gente.

En la calle, nadie
vale lo que vale,
pero a solas, todos
resultamos alguien.

A solas existo,
a solas me siento,
a solas parezco
rico de secretos.
En la calle, todos
me hacen más pequeño
y al sumarme a ellos,
la suma da cero.

A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.

A solas soy alguien,
entiendo a los otros.
Lo que existe fuera,
dentro de mi doblo.
En la calle, todos
nos sentimos solos,
nos sentimos nadie,
nos sentimos locos.

A solas soy alguien.
En la calle, nadie.

                                                                 Gabriel Celaya

viernes, 19 de junio de 2015

De sauces y recuerdos



Entre el sauce apenas rozado por las aguas y la torre amarilla, el tiempo mira al tiempo y lo devora. El río lleva lento, hacia lo lejos, imágenes sin nombre, rostros muertos, el ritual aciago del adiós. Y tú, pálida sombra, en la cruel ruina de la memoria encuentras todavía fundamento. 

                                                                                                              José Ángel Valente
                                                                                                       Tubinga, otoño tardío, 1991

miércoles, 3 de junio de 2015

3

Martin Rak





las cigarras existen; chicoria, cromo
y limoneros existen; las cigarras existen;
cigarras, cedros, cipreses, cerebelo


Inger Christensen






Alfabeto  - Sextopiso
Trad. Francisco J. Uriz 

4

Pilar Medina


las palomas existen; los soñadores, las muñecas
los asesinos existen; las palomas, las palomas;
niebla; los días la muerte; y los poemas
existen; los poemas, los días, la muerte

                                                                                                              Inger Chistensen



Alfabeto. 
Sextopiso. Trad. Francisco J. Uriz

jueves, 28 de mayo de 2015

Opciones

Julie de Waroquier


A veces va una por la calle, triste,
Pidiendo que el canario no se muera
Y apenas se da cuenta de que existen
Un semáforo, el pan, la primavera.
A veces va una por la calle, sola,
-ay, no queriendo averiguar si espera-
Y el ruido de algún rostro que se inmola
Nos pone a sollozar de otra manera.
A veces por la calle, entretenida,
Va una sin permiso de la vida,
Con un hambre de todo casi fiera.
A veces va una así, desamparada,
Como pudiendo enamorar la nada,
Y el milagro aparece en una acera.

                                                                                                                           Carilda Oliver

domingo, 24 de mayo de 2015

Estrella fugaz



Aún es pronto, demasiado pronto
para el ojo
pero tarde, muy tarde ya para el
pensamiento
si veloz ilumina
esta árida extensión de la noche,
este manso terreno donde el
girasol
se despereza, se astilla, se equivoca.


                                                                                                                          Abraham Gragera



Desviaciones y demoras.  Madrid, Ediciones El Antojo, 1999

Después...

Daria Endresen

    Después, cuando ya dormimos
    el coma del paraíso y despertamos,
    nos quedamos un rato largo
    mirándonos.
    No sé qué ve él, pero yo veo
    unos ojos de ternura insuperable
    y calma, una calma como la dignidad
    de la materia. Amo el mar abierto
    azul-verde-gris de su iris, amo
    su curva contra lo blanco,
    la curva que al mirarla me hace
    acabar, cuando está casi quiero, muy hondo
    dentro de mí. Nunca vi una curva
    como esa, salvo la de la tierra desde el espacio
    exterior. Yo no sé de dónde
    sacó esa amabilidad sin soberbia,
    casi sin ego, y eligió a pesar de eso
    a una mujer entre todas.
    Conociéndolo conozco
    la pureza del animal
    que se aparea de por vida. A veces sonríe
    apenas, pero más que nada me mira mirarlo
    con el rostro entero iluminado. Amo
    ver cómo cambia cuando lloro -no hay inquietud,
    ni pena, ni un reflejo más serio. Si estamos
    de espaldas, acostados uno al lado del otro,
    cara a cara, puedo oír una lágrima de mi párpado inferior
    golpear contra la sábana, como si fuese
    uno de los primeros días sobre la tierra
    y después las del párpado superior
    se enlazan y bajan por las pestañas
    como la aparición del cultivo y la irrigación
    de un pueblo que ya no es nómade.
    Tengo tanta suerte de poder conocerlo.
    La única forma de conocerlo es esta.
    Yo soy la única que lo conoce.
    Cuando vuelvo a despertar, todavía me mira,
    como si fuera eterno. Dormitamos así
    una hora, y poco a poco sé que
    aunque estamos saciados, aunque casi no
    nos tocamos, este es el éxtasis al que el otro
    éxtasis nos llevó -entramos,
    más y más profundo, mirada a mirada,
    en este lugar más allá de los demás lugares,
    más allá del cuerpo mismo, hacemos
    el amor.

                                                                                                                  Sharon Olds


(Versión en castellano de Sandra Toro)

Solsticio de invierno

Leszek Paradowski

Mi ropa irradia
un resplandor azul.
Solsticio de invierno.
Tintineantes panderetas de hielo.
Cierro los ojos.
Hay un mundo sordo,
hay una grieta
por la que los muertos
traspasan la frontera.

                                                                                                                    Tomas Tranströmer




Versión de Roberto Mascaró
De "Góndola fúnebre" 1996
Nórdica Libros S.A. 2010

miércoles, 20 de mayo de 2015

Cualquier senda

Brooke di Donato  

Cualquier senda
conduce
o extravía
al que no sabe
dónde va.

                                                                                              José Mª Parreño

domingo, 10 de mayo de 2015

Regla 15 del verano

Kylli Sparre

            
                                                 Nunca olvides el camino de vuelta a casa
  
                                                                                                                       Las reglas del verano. Shaun Tan

VI

Vicent Bourilhon

Porque tu sed es dulce
y sales en los libros de oraciones
allá en el reino de los cielos
quizá te envidian las constelaciones
y la Tierra
que ignora en qué constelación está encerrada
tal vez tirita como tú
el frío es universal
cada constelación una alambrada


      Abraham Gragera
          El tiempo menos solo

miércoles, 6 de mayo de 2015

Regla 5 del verano

Fan Ho

                                                            Nunca pises los caracoles

                                                                                                                                                                                       Las reglas del verano. Shaun Tan

Snow



                                  Atardecer oscuro de diciembre. En la iglesia los santos están
                                  despiertos viendo caer la nieve.

                                                                                                               El monstruo ama su laberinto. Charles Simic

Regla 11 del verano

Cristina García Rodero

                                                            Nunca pierdas una batalla.

                                                                                                                            Las reglas del verano. Shaun Tan

martes, 25 de noviembre de 2014

Algunas cosas



  Cosa de domingo por la mañana fue alguna vez limpiar los zapatos de la familia. Papá en un rincón de la cocina, en una banqueta baja, rodeado de botas y zapatitos. El olor a betún siempre será una cosa de domingo.
  También cosa de algún domingo era limpiar la pistola. Las piezas oscuras, brillantes por la vaselina, y el sonido rotundo cuando las piezas encajaban. Mi madre cantaba una canción sobre un barco velero. Y en la mesa había un puñado de balas, unas balas pequeñas, doradas. 

miércoles, 20 de agosto de 2014

Invernal




Qué tentación, ser viento, ser girones,
ser basura que arrojan sobre escombros.
Dejar que todo lo que quiera
eche raíces en tu polvo.


                                                                                                                             César Simón


De "Erosión" 1968 - 1971

Conversación con un amigo

Yuichi Ikehata
Se me ha quemado el pecho, como un horno
Por el dolor de tus palabras
Y también de las mías.
Hablamos del mundo, y desde el cielo
Descendía su paz a nuestros ojos.
Hay momentos del hombre en que le duele
Amar, pensar, mirar, sentirse vivo,
Y se sabe en la tierra por azar
Solo, inútilmente en ella.
Como si se tratase de algo ajeno
Hablamos de nosotros
Y nos vimos inciertos, unas sombras.

Con poca fe, con las creencias rotas
Con un madero en la marea,
Con toda la esperanza naufragando
Porque no es la que llega a nuestra barca,
Sólo la caridad nos redimía
Del mal nuestro de ser.
Mirábamos la calle, rodeados
De luz, de tiempo, de palabras, de hombres.

                                                                                                                         Francisco Brines

De Palabras a la oscuridad, 1966

Cuando yo aún soy la vida

Anton Corbijn




La vida me rodea, como en aquellos años
ya perdidos, con el mismo esplendor
de un mundo eterno. La rosa cuchillada
de la mar, las derribadas luces
de los huertos, fragor de las palomas
en el aire, la vida en torno a mí,
cuando yo aún soy la vida.
Con el mismo esplendor, y envejecidos ojos,
y un amor fatigado.

¿Cual será la esperanza? Vivir aún;
y amar, mientras se agota el corazón,
un mundo fiel, aunque perecedero.
Amar el sueño roto de la vida
y, aunque no pudo ser, no maldecir
aquel antiguo engaño de lo eterno.
Y el pecho se consuela, porque sabe
que el mundo pudo ser una bella verdad.


                                          Francisco Brines


viernes, 15 de agosto de 2014

El pájaro de fuego

Oleg Oprisco


El pájaro de fuego
de mi mente enferma,
este gorrión gris
que vive en lo profundo
y me hace temblar
con su continuo pío
pues parece inerme,
necesitado de amor,
a veces tiene una voz
tan tierna y nueva
que bajo su triunfo
dicto el poema.

                                                                                                                        Alda Merini 
 

 

miércoles, 13 de agosto de 2014

Ceremonia



Aleksandre Khatiskatsi

Me dejaron de gustar las alcachofas cuando dejé de comer
mantequilla. El hinojo
nunca me gustó.

Una cosa que siempre he odiado
de ti: odio que te niegues
a invitar gente a casa. Flaubert
tenía más amigos y Flaubert
era un ermitaño.

           Flaubert estaba loco: vivía
           con su madre.

Vivir contigo es como vivir
en un internado:
pollo los lunes, pescado los martes.

           Tengo muy buenos amigos.
           Tengo amigos
           ermitaños.

           ¿Por qué lo llamas rigidez?
           ¿No puedes llamarlo gusto
           por la ceremonia? ¿O es que tu hambre de belleza
           se satisface completamente con tu propia persona?

Otra cosa: dime otra persona
que no tenga muebles.
           Comemos pescado los martes
           porque los martes son frescos. Si supiera conducir
           comeríamos pescado también otros días.

           Si estás tan desesperado por encontrar
           precedentes, prueba con
           Stevens. Stevens
           nunca viajaba; eso no significa
           que no conociera el placer.

El placer, puede, pero no
la alegría. Cuando prepares alcachofas,
hazlas para ti.



                                                                                                        Louise Glück
Traducción Berta García Faet
Gracias: La tribu de Frida

martes, 12 de agosto de 2014

El castaño


Laura Makabrescu

                                      No hay nada más triste
                                          que marcharse de casa
                                          una mañana de otoño
                                          cuando nada presagia un pronto regreso.

                                          El castaño que plantó mi padre
                                          junto a la casa creció con nosotros;
                                          mi madre es tan pequeña
                                          que se la podría llevar entre algodones.

                                          En los estantes hay frascos
                                          en los que las confituras
                                          como diosas de dulces labios
                                          guardan el sabor
                                          de la eterna juventud.

                                          El ejército dentro del cajón
                                          será de plomo hasta el día del juicio final.

                                          Dios todopoderoso, que mezcló
                                          lo amargo y lo dulce,
                                          cuelga en la pared
                                          impotente
                                          y mal pintado.

                                          La infancia es un rostro borroso
                                          en una moneda de oro
                                          que suena limpiamente si cae.




                                                                                                                Tadeusz Różewic

lunes, 11 de agosto de 2014

Mano



Petreraldia.com



Miro tu mano quieta
sobre mi pecho,
tan tímida que apenas se diría
que ha crepitado al roce
de una espuma nocturna, que muy dócil
se somete a esa música
precisa de la sangre, y que un arder
aún más de álgida fiebre ya le pulsa
su racha de coral en otra atmósfera.
Quién lo diría de este manso lirio,
que tu mano de luz se sueña estrella
abriéndose de noche, una bengala
en fuga del arrullo y la caricia.

                                                                                      Miguel Ángel Velasco

Aprende

Oleg Oprisco



              Aprende, vida a vencerte
              como se dobla la hoja
              del lirio bajo la nieve.


                                                 Miguel Angel Velasco