martes, 9 de agosto de 2011
Sin decir nada
Te estabas columpiando
en esa sombra antigua
del fondo del jardín.
La luna acompañaba
al cielo con canciones.
Yo sólo te miraba.
Eras para mis ojos.
Bebía el corazón
el balanceo de tu cuerpo
en la penumbra. Y tú tampoco
decías nada, eras el polen
que cubría mis labios, fecundando
el campo inmenso del deseo.
Y así, sin decir nada,
nos fuimos poco a poco
haciendo uno, misma sombra,
mismo pecho y aire compartido,
un solo corazón
que lentamente fue
dejando de latir.
Pepe Viyuela - Las letras de tu nombre
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario