domingo, 16 de octubre de 2011
La línea
Cuando comprendimos que podía ser cáncer,
me tumbé junto a ti en la noche,
la palma de la mano descansando en la hendidura de tu pecho,
el raquis de una hoja. No procedía
hacer el amor: en mis entrañas ese pequeño quiste. En la penunbra
de mi primer ocaso, mi mano sobre la hermosa
falla de tu pecho, valle de
lágrimas,
solo existía el instante, y mientras
dormías en el silencio, te observaba como quien observa
a un recién nacido, consciente siempre del
milagro, lá línea que hemos cruzado
desde la oscuridad.
Sharon Olds- Los muertos y los vivos
La pequeña habitación
Era un buen ajuste de cuentas.
Palabras arrojadas como piedras contra las ventanas.
Ella gritaba y gritaba, como el ángel del juicio final.
Entonces apareció el sol de repente adensado
el cielo de la mañana.
En el silencio repentino, la pequeña habitación
resultaba extrañamente vacía mientras él secaba las lágrimas.
Se parecía a todas las demás habitaciones pequeñas de la tierra
en las que la luz encuentra dificultades para entrar.
Habitaciones en las que la gente se grita y se hiere.
Y luego siente pena, y soledad.
Incertidumbre. La necesidad de amparo.
Raymond Carver
Los senos de mi madre
La tersa superficie, el sedoso lustre de su pelo
cayendo delicadamente por ellos como
el agua. Apoyé la mejilla -una vez,
quizá- sobre su firme contorno,
mi oído contra el peso
negro de su corazón oculto. A lo sumo
una vez -sin embargo cuando pienso en mi padre
pienso en sus senos, con mi cabeza reposando
en su pecho fragante, como si hubiese pasado
horas, años, en ese olor a pimienta negra y
tierra roturada.
Sharon Olds
Bienes
Inhumación
Podría esconder tus cenizas en la nevera
entre tarros de mostaza y de chutney
O bebérmelas, como hacían
los antiguos.
Son dos declaraciones
de amor eterno.
Jorge Gimeno - La tierra nos agobia
lunes, 10 de octubre de 2011
Atlas
Instante
Sentados en silencio, durante un instante de felicidad,
mirábamos la danza de las mariposas.
Agitaban sus banderas amarillas
en el solemne resplandor del sol.
Pensamos: un día será agradable
recordar cada uno de estos instantes
cuando instantes de otra clase
se hayan ido acumulando hasta formar años,
una vez cuando todos los pinchazos recibidos
hayan crecido hasta convertirse en heridas.
Harry Martinson
Downtown
a veces siento tanto
lo que siento por ti que
me meto en uno de esos
pasajes por los que no pasa
nunca nadie y hay puros zurcidores
japoneses y afiladores de tijeras y me
pongo a llorar mirando un ovillo de lana
Claudio Bertoni
Elphistone
Es la hiedra negra, en las raíces, entre las hojas
del invierno, caídas hojas bajo la nieve, en las estrellas
del invierno, estrellas gastadas.
Yo lo recuerdo de la misma manera que el invierno
cuando con sus grandes botas pisotea la tierra,
como la sombra que divide así yo lo recuerdo
entre arbotantes y grandes maderos, en tanto el viento
escapa hacia el altar.
Yo recuerdo la luz de su fría república,
—sin duda la luna u otra materia maléfica.
Yo recuerdo su luz mientras el viento escapa
y una sombra torcida cruza hacia el altar.
Blanca Andreu
Oficio
Los carpinteros construyen casas. Los narradores utilizan el tiempo libre del lector de tal modo que el lector no sienta que lo ha desperdiciado. Los mecánicos arreglan automóviles.
Kurt Vonnegut
Lo imperdible y lo inencontrable
Encontré entre mis sábanas
el imperdible que perdiste
la última vez que te desnudaste para mí.
Así es cuando estamos juntos:
tú pierdes lo imperdible,
yo encuentro lo inencontrable.
Martín López Vega
miércoles, 5 de octubre de 2011
Para sobrevivir a lo cotidiano
Chema Madoz |
Olvidé que guardaba un puñado de ideas
En el bolsillo de atrás del pantalón,
Y al sacar la ropa limpia de la lavadora
Las descubrí desperdigadas
En trozos de papel totalmente ilegibles.
Desde ese momento
El alma de las cosas susurra que estoy loca
Porque rezo al revés a un dios que ya no existe,
Y me salen estigmas en las manos
Y me vienen a ver desconocidos
Que se quedan conmigo por las noches.
Se ahogaron mis palabras en agua enjabonada
Y no pude encontrar su rastro en mi cabeza.
Las letras que surgieron de mis dedos
Que anoté en los papeles que guardé en mi bolsillo
Eran mi dirección, mi nombre,
El título de un libro,
Los idiomas que hablo, las cosas que no digo.
Eran fórmulas mágicas para sobrevivir lo cotidiano,
Cómo abrir el buzón y dar los buenos días,
Cómo no abrir la puerta al hombre seductor
Que nunca se refleja en los espejos
Todo lo que anotaba eran pequeñas pistas que seguía
Para recomponer las piezas de mi cuerpo,
Para no equivocarme y saber quién soy
Sin tener que pensármelo dos veces.
Ana Merino
lunes, 3 de octubre de 2011
Canción de un muchacho cuando se enamoró por tercera vez
Que no, que no vuelvo al pozo:
que allí el agua se hace cielo
y me equivoco.
Dame a beber en tu vientre.
Al barro lo conozco
y no me miente.
Avelino Hernández
Lo real
Escribir 2
Un escritor que no escribe es, de hecho, un monstruo merodeando la locura.
Franz Kafka - Diarios
Poema 5
Jesús Bb |
Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.
Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.
El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.
Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.
Pablo Neruda
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