martes, 3 de enero de 2012
Refugios
He conservado pocos: uno de ellos
es el recuerdo de aquellas mañanas
de un invierno en Girona con las calles
cubiertas por la nieve.
El humo de una estufa comenzaba
lentamente a escribir un poema futuro.
Guardo pocos refugios: los olores
que fuí coleccionando al recoger del suelo
los paquetes vacíos de tabaco,
aquel mítico rubio que traía
un perfume de nombres de películas.
Una fotografía de mi padre sonriente
mirando con franqueza hacia la cámara.
Yo cesé de escucharle. Él cesó
de hablar y de escuchar.
Me dejó una sonrisa, justo esa
de la fotografía.
Me basta así para no ser un huérfano.
Joan Margarit - Cálculo de estructuras
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