Enrique F. Ferrá |
Es igual que un arroyo, la Vía Lactea,
a cuyos lados lucen las margaritas.
Medio anillo, el Creciente.
Y una mano, las Pléyades, que le señalan.
Mira la luna: es
barca de plata,
que acusa el peso
de la carga de ámbar.
Las Pléyades parecen
el lento palanquín de una camella
a la que el camellero
azuza, fastidiado, hacia Occidente.
Refulgen, tan brillantes,
que son igual que frascos
en que tiembla el azogue.
Tu talle es una rama sin fisuras.
Y tu rostro es un sol,
con el día en tu cuerpo.
Ibn Al-Mutazz: Firmamentos (Samarra 861- Bagdad 908)
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