Daniela Zoulay |
Vuelve a contar despacio las piezas del tesoro.
Donde el mar y la tierra deshacen cada instante
aún hay piedras que guardan un ayer de diamante
y arena que es la espuma de mañanas de oro.
No desprecies los días que parecen iguales
mientras que sean el aire de quienes te han querido.
Esta temperatura es un raro tejido.
Sé avaro con las olas, que valen lo que vales.
Acumula monedas en recuerdos de luna
porque te servirán para pagar la barca
cuando el mar se convierta en la inmóvil laguna
del olvido. Y comprueba que en el fondo del arca
late ya el brillo oscuro de lo poco que esperas:
el eco de unas cuantas palabras verdaderas.
Rafael Juárez
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