martes, 1 de noviembre de 2011
Huérfanos de la eternidad
Una noche caminábamos tú y yo juntos.
La luna era tan brillante
que podíamos ver la senda entre los árboles.
Luego las nubes la escondieron
y tuvimos que tantear el camino
hasta que sentimos la arena bajo los pies
desnudos
y escuchamos el rumor de las olas.
¿Recuerdas que me dijiste:
"Todo, fuera de este momento, es mentira"?
Nos desnudamos en la oscuridad
al borde del agua
cuando arranqué el reloj de mi muñeca
y sin ser visto ni decir
nada, lo arrojé al mar.
Charles Simic (traducido por Martín López Vega)
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Cómo echaba de menos tus entradas.
ResponderEliminarUn abrazo,
Sara
Es que ando tan liada, que no encuentro el ratito de escribir esos versos con los que me voy encontrando. Un abrazo grande, Sara.
ResponderEliminarGloria