domingo, 17 de marzo de 2013

Ballena mínima


En el orden del miniaturismo animal brilla por su pequeñez la llamada ballena de los Sargazos. Su color tiene la claridad, la inquietante luminiscencia de la olivina, y su fumarola la transforma a ojos de un raro observador en un nenúfar gaseoso. La leyenda le ha fabricado un origen mítico, y dice que en el primer día fue una muchacha alada, casi un ángel que huyendo de un arquero rijoso ocultó su gracia en el laberinto de lo vegetal oceánico; y así también, que su tamaño es solo una defensa, una fuga ante un enamorado tenaz.  Y añade que las sirenas, celosas de su hermosura, obligaron a los dioses a que las convirtieran en un vulgar mamífero. Mas aun así, los navegantes que le han dado caza celebran su poder amatorio y cantan la belleza única de sus pechos de niña.

                          Esto dice al menos Rafael Pérez Estrada en su Cosmología Esencial.

Hoy es domingo y hay nubes, pero los almendros del Retiro han brotado como si no les pesaran los recuerdos.
Y, más arriba de las nubes, está el cielo azul.
Y más arriba una lunita está creciendo para nosotros.

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