Helena Almeida
Escribir es algo extraño. Es una contradicción y también un sinsentido. Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido. Un escritor es algo que descansa, con frecuencia, escucha mucho. No habla mucho porque es imposible hablar a alguien de un libro que se ha escrito y sobre todo de un libro que se está escribiendo. Es imposible. Es lo contrario del cine, lo contrario del teatro y otros espectáculos. Es lo contrario de todas las lecturas. Es lo más difícil. Es lo peor. Porque un libro es lo desconocido, es la noche, es cerrado, eso es. El libro avanza, crece, avanza en las direcciones que creíamos haber explorado, avanza hacia su propio destino y el de su autor, anonadado por su publicación: su separación, la separación del libro soñado, como el último hijo, siempre el más amado.
Marguerite Duras - Escribir
lunes, 26 de septiembre de 2011
Escribir
La única palabra de la tierra
Los llamaba
Me decían
habla con el mirto
con sus frutos azules
inténtalo otra vez
y me miraban las gallinas
como si yo fuera un ave perdida cantando el principio del mundo
con el cielo y el mar entre las patas
José
decía mi madre haciendo hincapié
en el primer nombre de mi padre
y yo sentía algo de madera y piedra en mi cuerpo
cierta sombra familiar con algo de álgebra y misterio
Y mi hermano
por favor
por favor
el mundo
es gris
y muy gris en las preguntas
y entra la noche
Yo bajaba la cabeza
y la niebla parecía
la única palabra de la tierra.
David González Lobo
Ayer vendrá
La tarde va a morir; en los caminos
se ciega triste o se detiene un aire
bajo y sin luz; entre las ramas altas,
mortal, casi vibrante,
queda el último sol; la tierra huele,
empieza a oler; las aves
van rompiendo un espejo con su vuelo;
la sombra es el silencio de la tarde.
Te he sentido llorar: no sé a quién lloras.
Hay un humo distante,
un tren, que acaso vuelve, mientras dices:
Soy tu propio dolor, déjame amarte.
Luis Rosales
Delante de nada
Hallarse en un agujero, en el fondo de un agujero, en una soledad casi total y descubrir que sólo la escritura te salvará. No tener ningún argumento para el libro, ninguna idea de libro es encontrarse, delante de un libro. Una inmensidad vacía. Un libro posible. Delante de nada. Delante de algo así como una escritura viva y desnuda, como terrible, terrible de superar. Creo que la persona que escribe no tiene idea respecto al libro, que tiene las manos vacías, la cabeza vacía, y que, de esa aventura del libro, sólo conoce la escritura seca y desnuda, sin futuro, sin eco, lejana, con sus reglas de oro, elementales: la ortografía, el sentido.
Marguerite Duras -Escribir
Alabanza de la lejanía
En el venero de tus ojos
viven las redes de los pescadores de la mar errabunda.
En el venero de tus ojos
el mar mantiene su promesa.
En ella arrojo yo,
un corazón que entre los hombres ha morado,
lejos de mí mis vestiduras y el resplandor de un juramento.
Más oscuro en lo oscuro, más desnudo estoy.
Tan sólo al desertar soy fiel.
Yo soy tú cuando soy yo.
En el venero de tus ojos
derivo y sueño un rapto.
En una red, una red queda apresada
y nos abandonamos enlazados.
En el venero de tus ojos
estrangula su cuerda un ahorcado.
Paul Celan (Trad. José Ángel Valente)
Retazos
Días en que una palabra lejana se apodera de mí. Voy por esos días sonámbula y transparente. La hermosa autómata se canta, se encanta, se cuenta casos y cosas: nido de hilos rígidos donde me danzo y me lloro en mis numerosos funerales. (Ella es su espejo incendiado, su espera en hogueras frías, su elemento místico, su fornicación de nombres creciendo solos en la noche pálida).
Alejandra Pizarnik
miércoles, 21 de septiembre de 2011
...por lo menos
Mi padre
estaba sitiado
lloraba siempre de perfil
Mamá en silencio
de espalda a los helechos
Llovía en lo alto del mundo
Quería pedir un milagro
Una ilusión por lo menos.
David González Lobo
domingo, 18 de septiembre de 2011
Nieve
Copos de nieve al viento,
caen desde su ahora,
caen sobre su aquí.
Cuando no hay ayer, cuando
hoy es olvido,
no hay con qué imaginar mañanas:
hay sólo lo que siempre hay,
hay este estar naciendo.
Hugo Mujica
Varnatt i Hagen
Pensabas que la penumbra
había enfriado ya todo el bosque
y de pronto lo descubres,
el último rayo de sol
bebiendo a escondidas en un charco,
como un ciervo dorado,
intocable,
creíble promesa de eternidad-
¿Eres tú?
Martín López-Vega
La señora tomará babosas al estilo Louie
Vee Speers |
Mi perro... Me lo encontré encima de la mesa del comedor, merodeando en torno al frutero y lamiendo las velas de cera de abeja.
Mi gata es otra cosa... Come de todo, excepto comida. La observo mientras elige un tulipán del jarrón. Cuando traspasa el pétalo con los dientes, la ahuyento batiendo palmas.
Pasan unos segundos y la gata ya está de nuevo al acecho. Se sienta enfrente de la siguiente flor, paladeando ya el pétalo de diez centímetros de un tulipán loro, como si pensase: Ese es el que no debo comerme.
Mi hermano tiene una boa constrictor por mascota. La serpiente padece una deficiencia vitamínica, así que mi hermano se ve obligado a comprar un bote grande de un suplemento energético que viene en polvo. Antes de cada comida, sumerge los ratones vivos en agua y después los mete en el bote. Cierra el bote y lo agita hasta que cada ratón queda recubierto de una capa saludable de vitaminas que van desde la A hasta la E. Acto seguido, le sirve a la serpiente los ratones empolvados.
Cuando mi hermano y yo éramos pequeños, yo mezclaba los huevos revueltos con porquerías. Me madre sacaba la silla trona al porche, lo sentaba en ella y me permitía que le diese de comer. Nada más darse ella la vuelta, dejaba a mi hermano solo y me iba al jardín. Regresaba con un puñado de arena que cogía del seto donde estaban plantados los pensamientos. Con la arena, y con las cosas que vivían en la rena, condimentaba los huevos.
Durante años, en las marisquerías, mi hermano pedía por mí.
-La dama tomará babosas al estilo Louie -le decía al camarero-. Y, por favor, si no es mucha molestia, le gustaría que le sirvieran el panecillo au beurre.
Toda mi vida le he tenido miedo a la leche. Creía que si bebía mucha cantidad, los huesos me crecerían más que la piel y que los dientes no me cabrían en la boca.
Hay un cuento infantil en el que en un momento determinado la niña le hace una pregunta a su madre: "Mamá, ¿qué comen las brujas?". Y la madre le respondía: "Leche, patatas y a ti, mi cielo".
Amy Hempel
Piedra
Antoni Socias -Montaña |
No más alta que tu rodilla
la piedra te pide silencio.
Hay tanto ruido de palabras
gesticulantes y arrogantes
que pugnan por representar sin majestad
las equivocaciones del mundo.
Tú mira la piedra y aprende: ella,
con humildad y discreción,
en la luz flotante de la tarde,
representa
una montaña.
José Watanabe - Piedra Alada
lunes, 12 de septiembre de 2011
Me llamas desde el aeropuerto de Tinduf, que ya regresas después de tanto tiempo
Tendré la barca pronta.
Y tú vendrás.
E iremos a querernos,
lejos,
allá donde se aman al alba las gaviotas.
Avelino Hernández - El septiembre de nuestros jardines
Pedazos
JValentina |
No había nadie allí.
Aunque creí que la había visto
y nombré su belleza.
Ese tiempo lo vivimos
solo en mi cabeza
con lo que el tiempo da.
La sustancia de uno
no es dos. Ningún pensamiento
llega a ser eso.
Podría crear otro
si la perdiera. Así
es el pensamiento.
Robert Creeley
Sin ti
Triste melancolía Tumblr |
Vivo como un ahogado
que respirase bajo el agua.
El sol son las escamas
de oro de una piel
que jamás alcanzo a tocar.
Veo la sombra de los cargueros
y me hablan de puertos
que no conoceré, de la vida
que perdí ya no sé cuándo.
Pienso en los peces
como fantasmas de mis recuerdos:
tienen el color de tus ojos
mientras me has amado.
Cuándo el agua se hace oscura
toco el piano de mis versos,
pero aquí no existe la música.
Desde que tú te has ido,
aunque sigas a mi lado.
José Carlos Llop
Instrucciones para la elaboración de colores para la pintura
Para elaborar el color azul, recorta un pedazo
de este cielo de agosto y sumérgelo unos minutos
en un vaso de agus de mar: ganará en transparencia.
Naranjas, rojos y violetas te los regalarán el amanecer
y el ocaso si sabes cómo sonreirles.
Si necesitas del verde
no pidas nada a los árboles,
pero arranca el manojo de hierbas
sobre el que tu pelo haya estado acostado antes.
Y el dorado, el dorado recógelo cuidadosamente,
de tan frágil, de las esquirlas de este instante.
Martín López-Vega
El tesoro
Daniela Zoulay |
Vuelve a contar despacio las piezas del tesoro.
Donde el mar y la tierra deshacen cada instante
aún hay piedras que guardan un ayer de diamante
y arena que es la espuma de mañanas de oro.
No desprecies los días que parecen iguales
mientras que sean el aire de quienes te han querido.
Esta temperatura es un raro tejido.
Sé avaro con las olas, que valen lo que vales.
Acumula monedas en recuerdos de luna
porque te servirán para pagar la barca
cuando el mar se convierta en la inmóvil laguna
del olvido. Y comprueba que en el fondo del arca
late ya el brillo oscuro de lo poco que esperas:
el eco de unas cuantas palabras verdaderas.
Rafael Juárez
domingo, 4 de septiembre de 2011
Ofrenda
Extractos de una vida
Parábola
Robert y Shana Parkeharrison |
Sabe esperar, aguarda que la marea fluya,
-así en la costa un barco- sin que al partir te inquiete.
Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya;
porque la vida es larga y el arte es un juguete.
Y si la vida es corta
y no llega la mar a tu galera,
aguarda sin partir y siempre espera,
que el arte es largo y, además, no importa.
Antonio Machado - Campos de Castilla
No es más
Un poema no es más
que una conversación en la penumbra
del horno viejo, cuando ya todos se han ido, y cruje
afuera el hondo bosque; un poema
no es más que unas palabras
que uno ha querido, y cambian
de sitio con el tiempo, y ya
no son más que una mancha, una
esperanza indecible;
un poema no es más
que la felicidad, que una conversación
en la penunbra, que todo
cuando se ha ido, y ya
es silencio.
Eliseo Diego El oscuro esplendor
Mi infancia
y el patio de un colegio salesiano
y el rosario seis veces por semana
y una charca con ranas en verano.
Mi infancia la marcó don Evaristo
con sangre para que la letra entrara;
yo era un niño con granos, flaco y listo,
los profesores... sádicos con vara.
Y el cine del domingo por la tarde
y la primera novia y las primeras
pajas y los primeros desengaños.
Y los adultos mansos y cobardes
y los tricornios por la carretera
y huir cuando se cumpeln veinte años
Joaquín Sabina
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