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Ayer cae la lluvia
mañana leopardos
Las niñas cantan amasando barro
en la ribera.
Como un felino el lago eriza
su pelaje manchado y se estremece
bajo la lluvia parda.
Ayer nace mi padre
mañana nazco yo
Sonríes sobre el agua.
Chantal Maillard
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Vitonica |
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Andrei Tarkovski |
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Mary Jean Sell |
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Philippe Halsman |
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Jaro |
Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
—¡Ayúdame a mirar!
Eduardo Galeano -El Libro de los abrazos
Un viejo indio estaba hablando con su nieto y le decía:
-Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión.
El nieto preguntó:
-Abuelo, ¿dime cuál de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?
El abuelo contestó:
-Aquel que yo alimente.
Texto que apareció hace unos meses impreso en las bolsas de Natura
Él está construyendo una casita en el jardín trasero para cuando el bebé sea lo bastante mayor para usarla de fuerte o club o escondite y quiere tener tres paredes levantadas antes que su esposa llegue a casa. Su mujer está en casa de su madre porque esta ha resbalado en el hielo –durante una fiesta de temática navideña- y necesita ayuda con los preparativos de la fiesta de vacaciones, planeada antes del accidente. Nieva ligeramente y el aire está tan frío que se ve. Está trabajando en la casita con un taladro nuevo que se ha comprado ese mismo día. Es un taladro portátil y le maravilla su eficiencia. Quiere demostrarle algo a su mujer, porque no construye cosas así a menudo y a ella le gusta cuando sale en moto o juega al rugby porque es cosa de hombres. Su mujer quedó impresionada al verle montar el telescopio, un regalo de cumpleaños, en dos horas cuando el manual indicaba que tardaría cuatro. De modo que, cuando ella se ha marchado a pasar el día fuera y visto que el aire está gris y denso y la nieve cae como ceniza, trabaja rápido intentando asentar los cimientos. Una vez ha concluido los cimientos, decide que para impresionarla –y quiere impresionarla de algún modo todos los días y quiere querer impresionarla siempre- necesitará levantar al menos tres paredes antes de que regrese a casa.Dave Eggers
Todo resuena, apenas se rompe el equilibrio de las cosas. Los árboles y las yerbas son silenciosas; el viento las agita y resuenan. El agua está callada: el aire la mueve y resuena; las olas mugen: algo las oprime; la cascada se precipita: le falta suelo; el lago hierve: algo lo calienta. Son mudos los metales y las piedras, pero si algo los golpea, resuenan. Así el hombre. Si habla, es que no puede contenerse; si se emociona, canta; si sufre, se lamenta. Todo lo que sale de su boca en forma de sonido se debe a una ruptura de su equilibrio.
La música nos sirve para desplegar los sentimientos comprimidos en nuestro fuero interno. Escogemos los materiales que más fácilmente resuenen y con ellos fabricamos instrumentos sonoros: metal y piedra, bambú y seda, calabazas y arcilla, piel y madera. El cielo no procede de otro modo. También él escoge aquello que más fácilmente resuena: los pájaros en la primavera; el trueno en verano; los insectos en otoño; el viento en invierno. Una tras otra, las cuatro estaciones se persiguen en una cacería que no tiene fin. Y su continuo transcurrir, ¿no es también una prueba de que el equilibrio cósmico se ha roto?
Lo mismo sucede entre los hombres; el más perfecto de los sonidos humanos es la palabra; la literatura, a su vez, es la forma más perfecta de la palabra. Y así, cuando el equilibrio se rompe, el cielo escoge entre los hombres a aquellos que son más sensibles, y los hace resonar.
Han Yü (768-824) : “Misión de la literatura” ( traducción de Octavio Paz)
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Enrique F. Ferrá |
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