domingo, 29 de mayo de 2011

Los números

 
-¿Sabes lo que hay debajo de las matemáticas? –le pregunto-. Debajo de las matemáticas se esconden los números. Si alguien me preguntara qué es lo que verdaderamente me hace sentir feliz, yo contestaría: los números. La nieve, el hielo y los números. ¿Y sabes por qué?
Rompe las pinzas de los cangrejos con un cascanueces y saca la carne con unas tenacillas curvas.
-Porque el sistema numérico es como la vida humana. En el comienzo están los números naturales. Son aquellos que son enteros y positivos. Los números del niño pequeño. Sin embargo, la conciencia humana se expande. El niño descubre el ansia y ¿sabes cuál es la representación matemática del ansia?
Le añade crema de leche y unas gotas de zumo de naranja a la sopa.
-Los números negativos. La formalización de aquello que sentimos que nos falta. Y la conciencia sigue expandiéndose, y crece, y el niño descubre los intervalos. Entre las piedras, entre las manchas de liquen que cubren las piedras, entre los hombres. Y entre los números. ¿Y sabes a qué nos lleva? Nos lleva a los quebrados. Los números enteros más los quebrados nos dan los números racionales. Y la consciencia no se detiene aquí. Su deseo es superar la razón. Añade una operación tan absurda como es la extracción de una raíz. Y llega a los números irracionales.
Calienta las barritas de pan en el horno y rellena el pimentero.
-Es una especie de locura. Porque los números irracionales son infinitos. No se pueden escribir. Conducen a la conciencia hasta el espacio ilimitado. Y con los números irracionales, sumados a los racionales, se obtienen los números reales.
Estoy en medio de la habitación para poder disponer de espacio. Es poco frecuente tener la oportunidad de explicarse ante otro ser humano. Normalmente hay que luchar por la palabra. Y para mí, poder hacerlo me es indispensable.
-Y la cosa no se detiene aquí. No se detiene nunca. Porque ahora, en este mismo momento, los números reales se expanden mediante los quebrados imaginarios de números negativos. Son números que somos incapaces de imaginar, números que la conciencia normal no puede contener. Y cuando añadimos los números imaginarios a los números reales, obtenemos el sistema numérico complejo. El primer sistema numérico dentro del cual es posible dar cuenta de la creación de cristales de hielo. Es como un gran paisaje abierto. Los horizontes. Una se siente atraída hacia ellos, y ellos siguen moviéndose. Es Groenlandia, de la que no puedo prescindir. Es la razón por la que no quiero que me encierren.
He acabado y estoy frente a él.
-Smila –me dice-, ¿puedo besarte?
Supongo que todos tenemos una imagen de nosotros mismos. Siempre me he visto a mí misma como a una doña Mordaz de boca enorme. Ahora ya no sé qué pensar ni qué decir. Siento que me he traicionado. Que no me ha escuchado como debía. Que me ha sido desleal. Por otro lado, no hace nada. No me molesta. Se queda delante de las ollas humeantes, mirándome.
No sé qué contestar. Simplemente me quedo de pie, sin saber qué hacer conmigo misma y surge el momento y, afortunadamente, pasa.

                                                           Peter Hoeg. La señorita Smila y su especial percepción de la nieve. Tusquet

 


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