No sabemos si fue a causa de su corazón de oro, de su salud de hierro, de su temple de acero o de sus cabellos de plata. El hecho es que finalmente lo expropió el gobierno y lo está explotando. Como a todos nosotros.
Luisa Valenzuela
Cuentos que no muerden
Relatos vertiginosos. Antología de cuentos mínimos.(Selec. Lauro Zabala). Alfaguara, 2000
No hay comentarios:
Publicar un comentario