© Noell S. Oszvald |
LA CONSTANCIA ELEMENTAL ANTE LA PUERTA -adiós te dice la madre con pena tanta que tú podrías llorar sin darte cuenta-, y la abres al cielo, al tronco, a la copa del árbol, al sudor, al hambre del hombre con la luna, y al hambre hembra con el sol, a las nostalgias bajo la lluvia y al odio de la dulce leche cuando te piden el regreso, la sumisión, llorando.
"Y adiós y hasta nunca", dices, y cae aquel seno, el vientre, el poderoso abrazo de un desierto antiguo bosque, frondoso, que se pudre sabiamente.
David González Lobo - Casa de fuego
Gracias, Lobo amigo, por enviarme este libro hermoso. Tuyo.
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