Cosa de domingo por la mañana fue alguna vez limpiar los zapatos de la familia. Papá en un rincón de la cocina, en una banqueta baja, rodeado de botas y zapatitos. El olor a betún siempre será una cosa de domingo.
También cosa de algún domingo era limpiar la pistola. Las piezas oscuras, brillantes por la vaselina, y el sonido rotundo cuando las piezas encajaban. Mi madre cantaba una canción sobre un barco velero. Y en la mesa había un puñado de balas, unas balas pequeñas, doradas.
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